sábado, 26 de octubre de 2013

TODO TIENE SU PORQUÉ

No hay nadie en este mundo que no haya pasado por esa etapa de su vida (o que no la vaya a pasar) en la que, al preguntarle acerca de por qué hace ciertas acciones en su vida diaria, no haya respondido con un "no sé". Esos niños que están sentados... callados... tranquilos... que te miran con una sonrisa bondadosa... que simulan no planear nada... Sí, esos son los que "no saben nada". En la mayoría de los casos, eso del "no sé" llega hasta la adolescencia, pero, en la etapa adulta, todos esperamos haber madurado más que eso.

"Y ¿a qué viene todo esto?", os preguntaréis con ansia (y aunque así no sea, seguid leyendo. Por caridad, al menos). Pues bien, todo esto nos lleva a una de las preguntas más comunes en esta vida que, hasta que no te la formulan, obviabas su existencia: "¿y tú por qué estudias?".

La primera vez que se espera que una persona oiga esa pregunta es esa vez en la que, nada más comprenderla, levanta las manitas, se encoje de hombros, pone carita inocente y suelta un dulce "no sé". Volvemos a los niños que "no saben nada". Si bien, no todos contestan eso, hay algunos que se lo curran y contestan que los han traído sus madres. O padres. O quien sea que os llevara al colegio. Esta segunda opción, con el paso del tiempo, se transformará en el conocido "porque me obligan", que será utilizado por la mayoría hasta mediados de la educación secundaria (así, a ojo).

Supongo que la respuesta más acertada llega cuando ya se adquiere mayor grado de madurez y uno responde "para tener un trabajo". Quizá haya quien piense que estudia para tener una formación y cierta cultura, pero la gente prefiere seguir siempre el mismo patrón. Porque, sí, es verdad, cuanto más estudies, a mejor trabajo podrás optar y mejor vida podrás tener (se rumorea. Luego está el fenómeno del famoso, donde te encuentras a mucho burro suelto). Así que estamos de acuerdo en que la conclusión final de los estudiantes es que van a las clases (lo de estudiar ya parece opcional) para optar a un futuro mejor.

Busquemos más a fondo entre toda esta maraña de excusas: ya hemos conseguido saber por qué la gente (con suerte) estudia, pero ¿por qué deberíamos estudiar? He aquí mi conclusión: -tras haber sido obligados durante años- por mero deseo de tener conocimientos. Claro está que, por mucho que ésa sea la razón del estudio, siempre hay un tanto por ciento de las clases en las que la mente se disipa y comienza a enunciar cuestiones tales como "¿qué haré esta tarde?" o "¿qué habrá hoy de comer?" (porque, venga, no creo ser la única a la que le entra el hambre cuando el tedio gana). Pero, aunque no piense que el hecho de querer adquirir conocimientos sea la razón que empuje a la mayoría, sí pienso que debería ser una de las principales razones, nadie sabe cuántos temas fascinantes se estará perdiendo.

Así que ya sabéis, promoved la especulación (sana. Sálvame, no. Wikipedia).

martes, 22 de octubre de 2013

CATALUNYA ES TRASLLADA (que se muda, vamos)

El otro día vi un programa en el que se enfrentaban dos familias un tanto diferentes: una familia española, nacionalista y cristiana, y una familia catalana, independentista y homosexual (de primeras, todos vemos la guerra que se avecinaba por momentos). Pues bien, no diré estar en contra de la independencia catalana, supongo que ya son mayores para hacer lo que quieran. Es más, mirad a la pequeña Andorra, entre dos importantes países, tan pequeña y sin completa cabida en la Unión Europea... Pero ahí está, y ahí va a seguir. Y hablan catalán. Oye, y ¿quién nos dice que Cataluña no se separa para aliarse con Andorra? Bueno, cabe como posibilidad. Lo iremos debatiendo.

A lo que iba: no estoy en contra de la independencia; si se mantienen como Estado, pues mira qué bien. Lo que no es plausible es una guerra entre ambas partes (España y Cataluña), que ya bastantes problemas hay aquí como para buscarnos más; no admitiría confrontaciones por parte de Cataluña por creerse mejor y por eso irse, ni de España por creerse "lo más" y obligarlos a quedarse (lo cual fue lo que me transmitió el programa ya mencionado). Porque, presumir, ¿de qué? Hay crisis, hay paro, hay bajos salarios, hay huelgas, hay políticos -quizá me habría de abstener de decir "incompetentes"- incompetentes, etc. Pero, bueno, hay tortilla... y paella... No está mal. Aquí, el que presume, presume de lo que quiere.

Finalmente, concluiré decidiendo estar a favor de la independencia catalana (y luego ya ellos que se apañen), siempre y cuando no haya disputas que nos acarreen más dolor de cabeza, que ya bastante tenemos con lo que hay.